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Agapito Iglesias se ríe de todos fichando a Roberto por 8,6 millones a través de una sociedad fantasma
A día de hoy el Real Zaragoza puede considerarse todo un paradigma. En manos del ínclito Agapito Iglesias la entidad maña posee una deuda de 134 millones de euros; hasta aquí, nada diferente a otros tantos equipos que ni siquiera hace falta citar nombres porque posiblemente acabaríamos antes citando a los que no deben una gran suma de dinero. La diferencia estriba entre los que están siendo capaces de afrontar sus deudas y los que no. En el mundo capitalista en el que vivimos, tener una deuda no es un problema, sino que el problema es no poder afrontar dicha deuda(millones de españoles hipotecados han aprendido esta lección en los últimos años). Por ello ahí está la multitud de clubes que se están acogiendo a la Ley Concursal para así, de golpe y plomazo, reducir sus deudas en porcentajes incluso muy superiores al 50%.
De modo que los primeros en pedir explicaciones al máximo accionista del club fueron los propios componentes de la plantilla, pues no hay que olvidar que la entidad les debía a sus jugadores casi 15 millones de euros a finales del pasado mes Mayo. No es extraño que los futbolistas no hayan entendido muy bien de dónde sale ese dinero, porque la intrahistoria del fichaje tiene de tela. El Benfica, club del que procede Roberto, declaró que de los 8,6 millones del montante del fichaje el Zaragoza sólo se había hecho cargo de los 86.000 euros equivalentes al coste de su ficha federativa. El resto del dinero procede, según la entidad lisboeta, de “una sociedad de derecho española situada a un nivel más elevado que el Zaragoza”. Chocante, ¿no? Pues aún queda más.
Un portavoz del club maño, sin querer entrar a dar más detalles, sí reconoció que el propio Agapito forma parte de la sociedad que, de momento, podemos calificar como “fantasma”, pero se negó a dar más detalles en aras de preservar el derecho de confidencialidad de los otros componentes del fondo económico. ¿Cómo se puede entender esto? No lo sé... Luego, a mayores, hay otra historia, que de momento sólo quiero tratar como rumor, que cuenta que otro de los componentes del grupo fantasma es el ya archiconocido y multimillonario representante de futbolistas Jorge Mendes. Él lo niega, el Zaragoza no lo confirma, pero tampoco lo desmiente.
Son tantos los interrogantes y las incógnitas en esta operación que el regulador bursátil portugués tomó cartas en el asunto y decidió suspender la actividad del Benfica en la Bolsa hasta tener más datos sobre la transacción. Tras las explicaciones del área económica del Benfica, la entidad lisboeta volvió a cotizar dos horas después. Sin embargo, quién no quedó nada convencida con el informe presentado por los lusos fue la LFP, que tampoco aceptó las explicaciones del Zaragoza. De hecho, no son pocos los clubes que, viéndose en una situación económica similar a la de los maños, se sienten burlados ante los tejemanejes de Agapito.
Acabe como acabe esto, lo único que está claro a día de hoy es que una afición como la zaragozista y un club con la historia y la categoría del Zaragoza no merece estar en manos de un personaje como Agapito Iglesias, que se ha mostrado una y otra vez como un incapaz. Él se ríe de todos: de los otros clubes a los que debe dinero y no se lo está devolviendo, de los jugadores a los que paga tarde y mal y de su propia afición, que teme por el futuro de su equipo. Como tantos otros, Agapito se mantendrá en el cargo hasta que sus consejeros personales le digan que es hora de salir del barco, malvenderá sus acciones y, si te he visto, no me acuerdo: cuando se marche él seguirá siendo millonario y el Zaragoza seguirá desangrándose por su culpa.
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